Narciso era un hermoso joven que todos los días iba a contemplar su propia belleza en un lago. Estaba tan fascinado consigo mismo que un día cayó dentro y murió ahogado. En ese lugar nació una flor, a la que llamaron "Narciso"...Cuando Narciso murió, llegaron las Oréades (diosas del bosque) y vieron al lago transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.-¿Por qué lloras? Le preguntaron las Oréades.
-Lloro por Narciso. Respondió el lago.-¡Ah! ¡No nos asombra que llores por Narciso! -Prosiguieron ellas- Al fin y al cabo, a pesar de que nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza.-¿Pero Narciso era bello? Preguntó el lago.-¡Quién si no tú podría saberlo! -Respondieron sorprendidas las Oréades- En definitiva, era en tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.
El lago permaneció en silencio unos instantes. Y finalmente dijo:
-Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que fuera bello. Lloro por Narciso porque cada vez que él se inclinaba sobre mis márgenes yo podía ver, en el fondo de sus ojos, mi propia belleza reflejada.
Oscar Wilde